“Nube pública, privada o híbrida ¿Qué modalidad elegir?”

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En el ámbito empresarial es más que habitual oír hablar del término “cloud” y de la importancia y beneficios que aporta dar paso a la nube. Sin embargo, una vez tomada la decisión surgen varias preguntas clave: ¿Nube pública? ¿Nube privada? ¿Nube híbrida?¿Qué opción será más adecuada para mi organización? Hoy en nuestro blog de Serban Tech hablamos sobre los diferentes modelos de nube o cloud.

Nube pública, privada o híbrida: conceptos

Cuando hablamos de nube pública nos referimos a entornos donde los recursos (como servidores y almacenamiento) son propiedad y están operados por un proveedor de servicios cloud y se entregan a través de Internet.

La nube privada es la computación que se dedica exclusivamente a su organización.

Por último, la nube híbrida es cualquier entorno que utilice nubes públicas y privadas a la vez.

La modalidad de nube desde el punto de vista de IT

En primer lugar, debemos tener en cuenta que la IT (Information Technology) de la empresa es un componente más de la cadena de producción de la organización, que ayuda a ofrecer un portafolio de productos competitivo frente a otras compañías.

La eficiencia en la producción se alcanza cuando todas las áreas de la compañía se complementan entre sí y dan como resultado un conjunto óptimo. Así, la decisión de usar una nube pública, privada o híbrida debe basarse primero en criterios de eficiencia para el negocio, normalmente económicos, y luego en criterios técnicos propios de la IT.

Aunque es el departamento de IT el que valora tanto técnica como económicamente si una determinada solución es viable, normalmente el criterio de costes no viene derivado de su participación en el componente productivo, sino más bien de una política de reducción de gastos generalizada. Esta forma de proceder acota, limita y supedita muchas veces el uso de una solución cloud de un tipo u otro.

Desde un punto de vista más técnico, debemos elaborar nuestro pliego de requerimientos con lo que realmente necesitamos y siendo lo más precisos posible. Por ejemplo, no debemos considerar un RPO (Recovery Point Objective) de 1 segundo solamente porque sea lo mejor, si el negocio puede soportar un RPOs de por ej. 4 horas, lo que disminuiría enormemente los costes de una solución de Disaster Recovery y decantaría la elección hacia un tipo de nube u otra.

También podemos estar tentados a dejar de lado inicialmente las soluciones basadas en nube pública teniendo en cuenta criterios de TCO (Total Cost of Ownership). A priori, una solución totalmente en nube pública y para un periodo de años determinado puede tener un TCO superior que una solución en nube privada, pero debemos valorar todos los componentes adicionales que podemos necesitar como securización, backup y capacidades de recuperación ante desastres.

En definitiva, la lista de requerimientos de IT debe ser lo suficientemente detallada para permitirnos hacer una comparativa justa entre una solución in-house (nube privada) y una solución en nube pública, que ayude a determinar primero cuál se ajusta mejor técnicamente, para después añadir los costes en cada caso y finalmente terminar de hacer la comparativa.

¿Es mejor una modalidad de nube que otra?

La realidad es que no hay un mejor modelo, pero sí está claro que es mejor disponer de las posibilidades que nos ofrece la nube pública para que el área de IT pueda responder a las necesidades que le demanda el área de negocio, y aprovecharlas ahora que están ahí. En unos casos nos interesará ir a la nube pública totalmente, en otros quedarnos en la nube privada, y en otros empezar con un “mix” para complementar con la nube pública lo que en la nube privada nos sería muy costoso de implementar, tanto a nivel económico como de tiempos de despliegue.

No debemos pasar por alto, en todo lo que atañe a la nube pública, el peso que tienen las comunicaciones que se deben establecer entre los usuarios de la IT y los recursos IT albergados en dichas clouds, tanto técnica como económicamente; ya que latencias elevadas o costes ocultos por transferencias de datos (además de los propios de las líneas de comunicaciones establecidas) pueden impactar muy negativamente en el estudio global que hayamos realizado.

Por último, en la nube pública es posible que tengamos que contratar unos mínimos que nos pueden echar inicialmente para atrás; lo mismo ocurre con las inversiones iniciales en nube privada, pero para tomar la decisión debemos estudiar los casos de una manera global, cuantos más componentes técnicos incorporemos y más escojamos unos plazos de amortización adecuados, antes obtendremos una respuesta a la ecuación X*Nube privada + Y*Nube pública = Nube híbrida.

 

Como conclusión: la nube pública, y como paso inicial la nube híbrida, han venido para quedarse. El deseo de muchas corporaciones de ir a modelos de pago por uso reales y con compromisos de permanencia mínimos suponen un aliciente nada desdeñable para impulsar este “journey to cloud”… ¿estás preparad@?

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